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Cardiólogas alertan de que la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo producen más infartos en mujeres
El Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología (SEC)
recuerda que la enfermedad cardiovascular continúa siendo la primera causa de muerte en la mujer.
En 2020 fallecieron casi 8.000 mujeres más que hombres por enfermedades cardiovasculares, los motivos fueron factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo.
Con motivo de la celebración este martes, 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer, desde la SEC recuerdan que la detección temprana y el manejo de los factores de riesgo cardiovascular siguen siendo fundamentales para mejorar la salud cardiovascular de las mujeres y reducir la mortalidad precoz.
Además, “cada vez hay más evidencia de que las diferencias biológicas pueden afectar la expresión clínica de los factores de riesgo cardiovascular, lo que puede suponer una mayor probabilidad de enfermedad cardiovascular para las mujeres en comparación con los hombres”, recuerdan desde el Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC.
En cuanto a los factores de riesgo, la hipertensión, la diabetes mellitus tipo 2 y el tabaquismo son actores de riesgo más potentes de isquemia miocárdica en las mujeres que en los varones. “Así, por ejemplo, el tabaquismo y la diabetes confieren a la mujer un 45% y un 25% más de riesgo cardiovascular que al hombre respectivamente”, detalla la doctora Antonia Sambola, una de las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC.
Pero además de la fuerte evidencia de que los factores de riesgo clásicos existen factores psicosociales como la depresión, el aislamiento o el estrés que inciden con mayor dureza en la mujer “confiriéndoles el doble de riesgo de desarrollar enfermedad coronaria que a los hombres”, advierte la doctora Milagros Pedreira, también coordinadora del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC.
Por otro lado, no hay que olvidar la existencia de factores de riesgo exclusivos del género femenino que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como son los antecedentes obstétricos y ginecológicos, entre ellos la preeclampsia, la eclampsia, la diabetes gestacional, el parto prematuro, la menopausia prematura y el síndrome de ovario poliquístico. Los trastornos autoinmunes sistémicos, que afectan más frecuentemente a la mujer, también incrementan el riesgo cardiovascular.
Las doctoras coinciden en que reducir la carga de enfermedades cardiovasculares en las mujeres es un objetivo “ambicioso, pero imperativo y valioso”, especialmente porque, a pesar de los patrones heterogéneos de enfermedades y factores de riesgo entre países y contextos, con intervención, gran parte del riesgo puede modificarse y mitigarse.
No obstante, en muchas ocasiones y por múltiples condicionantes -entre otros la asunción de un rol social y familiar de cuidadora o la baja percepción de la enfermedad cardiovascular como una amenaza real- el autocuidado y el conocimiento de los factores de riesgo no son una prioridad en la atención a su propia salud.
“Contribuir al cambio de actitud en las mujeres es responsabilidad de todos: las propias mujeres, los profesionales sanitarios, los medios de comunicación, la administración sanitaria y toda la sociedad”, concluyen.